La masa salarial neuquina podría trepar alrededor de 500 millones de pesos anuales en los próximos meses conforme a las negociaciones que viene llevando a cabo la administración de Jorge Sapag con los distintos gremios del sector.
La última oferta oficial al gremio de los docentes, concretada hace sólo un par de días, se centró en un aumento del 18% sobre la totalidad de los salarios del sector. Los trabajadores de la educación se plantaron en un 30%. Esta última cifra representa una erogación adicional –según datos extraoficiales de Hacienda– de unos 280 millones de pesos por año. Para la mayor parte de los negociadores que se sientan a esta mesa, el acuerdo de incremento salarial se cerrará entre un piso del 20 y un techo del 24%. “No puede pasar de esto. Ésa es la consigna”, confió una fuente del Ministerio de Hacienda provincial.
Tomando la hipótesis de mínima –es decir, la oferta oficial del 20%– la masa salarial en Educación se incrementaría en cerca de 200 millones de pesos anuales.
Los restantes gremios de la administración pública neuquina esperan el cierre de las negociaciones con ATEN para solicitar, como base, el piso de incremento que se acuerde con los docentes. Es que tanto ATE como UPCN, otros referentes de importancia del sector, reclaman para el 2008 subas de salarios superiores a las exigidas por los docentes ya que ellos, en el 2007, recibieron niveles de aumento muy inferiores –en la mayoría de los casos– a los conseguidos por el referente de ATEN, Marcelo Guagliardo.
Tomando para este caso también una hipótesis de mínima, el resto de los trabajadores del Estado acordaría un incremento del 20% sobre sus salarios, algo que suena a razonable y equitativo. Si a esto se le suma el incremento vegetativo que experimenta la masa salarial en un año, los gastos en el rubro terminarán por incrementarse en torno de los 500 millones de pesos.
PRIORIDADES
Está claro que, de otorgar un aumento promedio del 20% para todos los empleados públicos de la provincia, el gobierno estaría privilegiando la paz social sobre un posible equilibrio presupuestario.
Con este escenario, la administración Sapag llevaría la masa salarial –para fines del 2008– a unos 2.600 millones de pesos. Teniendo en cuenta que al cierre del año anterior en el mismo rubro se gastaron cerca de 1.800 millones de pesos, una sencilla cuenta evidencia que en sólo doce meses las erogaciones en salarios saltarán la fastuosa cifra de 800 millones de pesos, lo que representa un crecimiento superior al 40% en el período 2007/2008.
Esta significativa suba (de 800 millones de pesos) está dada por el impacto pleno para el 2008 del aumento otorgado a los estatales hacia fines del año pasado (450 millones de pesos), el crecimiento vegetativo natural que registra la masa salarial y el efecto parcial de los 500 millones (unos 350 millones de pesos aproximadamente) que aparecerán este año una vez finalizadas las conversaciones con los gremios, teniendo en cuenta que todos cierren con sólo el 20%.
Obviamente, todas éstas son proyecciones, pero con cálculos más que conservadores si se consideran la presión que ejercen los gremios estatales a la hora de negociar y la falta de decisión política por parte del gobierno provincial –por lo menos por ahora– de poner un coto a la misma.
Desde el Ejecutivo se alertó a principios de año sobre los desequilibrios de las cuentas fiscales y sobre que, en ese contexto, no era viable otorgar un aumento de salarios. El 18 de febrero el gobernador Sapag remarcaba en su discurso dado en Zapala que la provincia no estaba en condiciones de aumentar la masa salarial para los docentes pero que el gobierno estaba abierto al diálogo. Con preocupación el primer mandatario aseguraba que cualquier aumento sobre un sector del Estado iba a generar un efecto cascada en el resto de los reclamos y sobre los municipios, cuyas cuentas públicas también presentaban un crítico estado. Se trataba de un argumento razonable que esta semana volvió a esgrimir.
Contra todo pronóstico, el ministro de Gobierno, Jorge Tobares, ofertó un incremento del 18% a los docentes pero, paradójicamente, la propuesta fue rechazada de plano por ATEN.
Desde el lado de los recursos, el Ejecutivo anunció también –a mediados de febrero– que el presupuesto oficial para el 2008 se reduciría en 250 millones de pesos, es decir, que iba a cerrar en 4.100 millones.
Considerando las variables macroeconómicas en análisis, se deduce que para el cierre de este año las erogaciones en concepto de salarios se llevarán el 62% del total del presupuesto y representarán cerca del 70% respecto de los recursos corrientes, todo un record dentro de la historia de la administración neuquina.
Ahora bien, ¿qué fue lo que cambió desde febrero hasta hoy para que se diera el visto bueno político a estos nuevos aumentos para los estatales? Las proyecciones de ingresos para este año se mantienen relativamente estables. Alguna ayuda llegará desde Nación con la refinanciación de deuda (ver recuadro). Algo más puede arribar de la mano de las regalías y de posibles descubrimientos de gas y petróleo en nuevas áreas con el sueño de cobrarlos a precios libres de mercado.
Pero los montos que representan las subas relativas sobre la masa salarial superan las expectativas positivas de cualquier dinero extra que ingrese vía recursos durante el 2008.
En definitiva, hoy la administración Sapag se encuentra en una compleja disyuntiva: ceder a las presiones gremiales por aumentos salariales corregidos por inflación o privilegiar el sostenimiento de un presupuesto equilibrado.
Existe un “Plan B”: endeudarse.
Este esquema sería avalado por algunos sectores de Hacienda ya que, a su entender, ayudaría a sobrellevar la coyuntura. Pero no sería prudente que el gobierno siguiera contrayendo deudas para sortear los baches que le genera el gasto corriente, y menos para compensar la masa salarial; ya lo hizo para pagar los sueldos de diciembre y para cancelar deuda con proveedores.
Seguir en esta línea de “gastar a futuro” terminará convirtiéndose en una bomba de tiempo para la administración provincial.
JAVIER LOJO
jlojo@rionegro.com.ar